martes, 7 de octubre de 2008

Enhamed Enhamed: “Compito para mis marcas, para ganarme a mí mismo”

Enhamed celebra uno de sus cuatro oros en Pekín -EFE.

Es una mañana de febrero y hace un sol espléndido en la terraza del Club Natació Barcelona. En la piscina se está celebrando el Campeonato de España de natación adaptada y todo es concentración, estrés e ilusión. Se ven sillas de ruedas, participantes a los que les falta algún miembro, pero les sobra una sonrisa. En la terraza el ambiente es más relajado. Algunos socios del centro aprovechan para ponerse morenos y leer el periódico. Un par se sientan en la hamaca de al lado y escuchan nuestra entrevista con Enhamed Enhamed Yahduh (Las Palmas de Gran Canaria, 1987). Se quedan embodados desde el primer momento con este nadador ciego, que habla con una seguridad y una convicción impropias para su edad. Sabe a qué aspira y asegura que está capacitado para alcanzar sus metas. Horas después, en la competición, logrará cuatro récords (tres europeos y uno mundial) en las cinco pruebas en la que participó. Esa mañana de febrero Enhamed prometió hacer grandes cosas en los Juegos Paralímpicos de Pekín, en septiembre. Y fue fiel a su palabra colgándose cuatro oros y convirtiéndose en uno de los iconos del otro deporte, del que tiene más mérito si cabe que el mediático, pero al que se le da una repercusión casi anecdótica.

No hay dudas de que Enhamed dispone de la aptitud y la actitud necesarias para alcanzar grandes logros. Siempre ha tenido esa inquietud por mejorar y superar las barreras, especialmente desde que se quedó ciego. Cuenta una curiosidad que define a la perfección su espíritu. De niño, poco después de quedarse ciego, se propuso aprender a montar en bici. “No paré de montar hasta que me lo prohibieron, porque yo, erre que erre, seguía intentándolo hasta que terminaba contra un muro o un árbol”, recuerda, divertido. “Ponme una tirita y ya está, que esto no es nada”, exigía a su madre, que le miraba con la cara desencajada. 

Enamorado del sabor de la Coca-Cola y de la pasta, Enhamed ha participado en una campaña antirracismo con otros deportistas como el jugador de básket del Real Madrid Louis Bullock. Este nadador canario parece un poco psicólogo: sabe qué le relaja y qué le activa en cada momento. Antes de cada prueba suele escuchar grupos como Metallica para animarse y no admite que nadie le diga nada cinco minutos antes de competir. Es el pacto que tiene con su entrenador, que siempre le da el mismo consejo: “Disfruta, Enhamed, disfruta”.

¿Es mejor tomárselo sin presión?
No, no. La presión es buena, tan sólo hay que olvidarse de las cosas malas.

¿Qué te motiva para competir?
Saber que puedo superar mi mejor marca.

Entonces… ¿compites contra ti mismo o contra otros?
Compito para mis marcas, para ganarme a mí mismo. Dicen que somos nuestro peor enemigo, ¿no?

¿Cómo te sientes cuando logras una marca que nunca habías conseguido?
Buff… Al principio ni te lo crees, como cuando hice el récord del mundo en Brasil. Lo rebajé una burrada y un compañero me lo gritó desde las gradas. Lo primero que pensé es que había visto mal las marcas, porque ve mal. No lo asimilas, estás dos o tres días sin creértelo, casi en las nubes. No sabría cómo explicártelo. No crees que tu cuerpo haya sido capaz de hacer esa marca. 

¿Qué piensas en esos momentos?
Recuerdas la prueba, los momentos en los que mejor te hayas sentido nadando. Se te viene todo a la cabeza como una grabación. Te acuerdas de los mejores momentos y de los errores, cuando me di con la corchera, cuando hice mal tan cosa… Te quedas con lo mejor para repetirlo y con lo peor, para cambiarlo. Por ejemplo, en los 50 metros de mariposa de ahora ha habido un momento en el que sentía que casi iba por encima del agua, que daba la patada y me lanzaba hacia adelante. Esa sensación que el agua pasa y tú vas casi por el aire.

¿Las marcas son lo más agradecido de la natación?
En parte sí. Un día te levantas, tienes la mejor jornada de tu vida y haces un gran registro. Y todo el mundo se alegra por ti. Bueno, casi todos (se ríe). 

También habrá muchas envidias…
Sí, sí. Pero afortunadamente la mayoría no funciona así. 

¿Qué es lo peor de este deporte?
Que a veces es muy injusto. Te chocas un poco con una corchera, sales un poquito más tarde, pisas en el viraje y te resbalas o lo que sea y puedes pasar de ser primero a ser tercero, cuarto o quinto. Pero hay que intentar ganar siempre.

El nadador canario festeja un triunfo con un miembro de la selección -EFE.

Tu ídolo es Michael Phelps. ¿Qué es lo que más te gusta de él?
Que es un tío que no quiere que nada sea imposible, prueba que hace, prueba que va a ganar. Pocas veces ha perdido. Pasó de ser quinto en Sydney a conseguir el récord del mundo al año siguiente. Eso es supongo lo que más me gusta de él. Esa ambición que tiene.

Pero a veces ser muy ambicioso y caer bien al público parece incompatible.
Es cierto. Tienes que guardarte la ambición porque la gente no entiende según qué cosas. Hay que ser demasiado diplomático. Si demuestras a los demás que eres muy ambicioso se lo toman a mal. Hay que tener demasiado tacto para que la gente no se sienta atacada.

¿Has tenido problemas con algún rival? ¿Intentan desconcentrarte?
Se hace mucho. A veces los que quieren ganar como sea y ven que estás tranquilo te sueltan cosas como ‘lo harás bien, ¿no?’. Parece que te estén animando, pero en el fondo te están metiendo presión para que te salga mal.

¿Te cuesta dormir mucho los días previos a los campeonatos?
En general duermo bastante bien. Hay veces que te levantas un poco mal por las noches, pero no soy de los que da vueltas por la cama ni nada. Eso es inseguridad, si crees que vas a conseguir tus objetivos y te va a salir mal está clarísimo que te va a costar conciliar el sueño y vas a empezar a darle vueltas. Si te centras, te duermes.

¿Tu entorno entiende que tengas que dedicarle tantas horas a la natación?
No todos. Una frase típica ‘soy muy deportista, corro dos veces por semana 20 minutos’ o ‘voy tres días a la semana al gimnasio una horita’. Eso no es ser deportista, ni mucho ni poco. Eso es que eres una persona que hace deporte de vez en cuando. Por eso cuando a la gente le dices que entrenas todos los días piensan que puedes dejar de entrenar, que puedes ir al cine o al cumpleaños de alguien. ‘Pues no vas mañana y listo’ te sugieren. La gente no entiende que tienes que entrenar y que lo demás debe encajar en esos horarios.

¿Cómo te sientes en el agua?
Liberado, diferente. En la natación los ciegos podemos hacer más lo que queremos. Fuera del agua todo el mundo nos pone limitaciones, que si ‘ten cuidado’, que si ‘te vas a chocar’, que si ‘no puedes ir tan rápido’, que si no sé qué y no sé cuánto.

¿Cuándo empieza tu pasión por la natación?
Aprendí a nadar a los nueve años, justo después de quedarme ciego. Al principio era tan sólo un hobby. A partir de los 14 fue cuando empecé a entrenar por la mañana y por la tarde. Tras hacer la mínima para ir al Mundial de Argentina en 2002 ya todo fue natación y natación. Ha sido lo prioritario desde los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004.

¿Cuántas horas entrenas a la semana?
Pues entre seis y siete de lunes a viernes y tres o cuatro el sábado. Unas 30 horas semanales.

¿Y qué haces en tu tiempo libre?
Ir a clase y, sobre todo, desconectar. No pienso en natación. Estoy con gente de la facultad y con amigos. 

¿Qué tipo de libros te gusta leer?
De todo. Leo bastante de ciencia ficción, de esa rara. De ésa en la que te planteas cómo estaría el mundo si no hubiesen pasado según qué cosas. Son obras que hablan de hipótesis, escritos como Un mundo feliz, de Aldous Huxley.
 

1 comentario :

Carlos dijo...

Acabo de descubrir este blog y me gusta mucho tu estilo. Tus preguntas son perspicaces y creo que escribes muy bien. Enhorabuena.

Respecto a la entrevista, Enhamed es un crack. Soy paisano suyo y alucino con él, no como deportista, donde ya ha hecho todo y más, sino con la forma como afronta la vida. Como digo, un crack.