domingo, 1 de octubre de 2017

Irene San Román: "Tengo la sonrisa como filosofía de vida"

Cronómetro de Récords entrevista a la alero del Estudiantes
Irene San Román, tras el partido. Foto: Toni Delgado. 
"¡Es mi madre!", precisa Irene San Román (1992), cuando me percate que una mujer nos está haciendo una foto mientras hablamos. "Ah, ¿con las zapatillas en la mano? ¡Sin problema! [Ya se las había sacado]", acepta sonriente la alero del Estudiantes, el anfitrión del primer Open Day Liga Día.
Toni Delgado / Madrid  

—Explícame tu frase de Twitter "también creo en el amor a primera risa". 
[Se ríe mucho]. Me has pillado... Tengo la sonrisa como filosofía de vida. En vez de a primera vista, a primera risa, que es más improbable. 

—Una risa que te ayudó a superar dos roturas de ligamentos cruzados. 
Claro. Ser positiva y ver siempre el lado bueno de las cosas te ayuda mucho a superar los momentos más duros de vida como deportista y personal. 

—Siempre has dicho que el secreto para resarcirse es, sobretodo, mental. 
La mente es igual o más importante que el estado físico. Al final te ayuda mucho a levantarte por las mañanas y seguir haciendo el trabajo diario para poder volver a lo que quieres. 

—¿Tu sufrimiento ha ayudado a otras como tú para sacar esa sonrisa? 
[Se ríe]. Bueno... A las personas que veo en esa situación no les doy consejos, simplemente les digo cómo lo viví yo. Si les sirve, mejor. 

—El Estudiantes es un equipo que sonríe. Cualquier grupo en la primera parte, tal y como ha jugado Perfumerías Avenida, habría llegado al descanso con una distancia muy grande. Vosotras, en cambio, habéis sobrevivido 11 puntos abajo. En el primer cuarto incluso os habéis puesto por delante. 
Sabemos que el año pasado fue muy importante la unión del grupo y éste, más todavía, pues perderemos más partidos que el año pasado. En una temporada en la que encadenas varias derrotas, si el equipo esté unido y se sonría es muy importante para que saquemos los partidos que tenemos que sacar y la temporada sea satisfactoria. 

—¿Y cómo se logra esa química, sobre todo con las nuevas? Todas habéis aportado como si fuera una final. 
Así es. Somos jóvenes... Las cuatro que nos hemos quedado del año pasado sabíamos de qué iba el rollo y las nuevas han venido de meterse en ese papel, de ayudar, saber que estamos aquí para disfrutar. Y tenemos suerte de que estemos encajando. 

—Tras ascender a Liga Femenina con el Estudiantes, dijiste que estabas triste porque no iba a jugar durante un tiempo. 
Porque ya se había acabado la temporada y quería seguir jugando. Cuando estás una semana sin jugar, te vuelve el mano. Pero como tuve el 3x3, el verano se ha pasado rápido. ¡Ya estamos aquí! ¡Ya hemos vuelto a empezar!

—¿Qué crees que tienes que hacer para formar parte del 3x3 en los Juegos Olímpicos de Tokio?
Trabajar mucho, como todo quieres en la vida. Mis padres y mis entrenadores. Tengo que ir a estirar, que me van a echar la bronca... 

—Ya casi estamos... ¿Cómo recuerdas tus dos ascensos, a Liga 2 con Distrito Olímpico, y a Liga Femenina con el Estudiantes?
Los recuerdo como uno de los momentos más bonitos y emotivos de mi vida. Sigo llorando. Tenemos un momento de vídeos. Recuerdo esa sensación, que sé que estará conmigo siempre. 

—"¿Tú? Con los torpe que eres... Bueno, inténtalo y a ver qué sale", te dijeron cuando les comentaste que querías jugar a baloncesto. 
¡Sí! ¡Que dónde me había metido. Me tengo que ir, perdona, seguimos en un momento. [Vuelve minutos después]. Nos dan cinco minutos desde que acaba el partido para empezar a estirar. Porque si no lo hacemos, el fisio nos castiga. 

—¿Cómo?
Nos pone a correr más. 

—Has lamentado varias veces que sea difícil compaginar el baloncesto con otro trabajo. ¿Este año trabajas en algo más?
¡Sí! Soy enfermera en un colegio, el La Salle Sagrado Corazón, de lunes a viernes por las mañanas. Estoy muy contenta, porque el año pasado estaba en un hospital y para compaginar horarios y turnos era imposible. Este año, como entrenamos por las tardes, puedo compaginarlo. 

—La sonrisa es imprescindible para una enfermera. 
También. La empatía y la sonrisa son muy importantes cuando estás tratando con gente. Ahora estoy con niñas que no están enfermas, pero vienen malitas. Tienes que ser amable, tratarlas bien y que se sientan queridas. 

—¿Cómo recuerdas como tu vuelta a Estudiantes el curso pasado? ¿Dudaste mucho?
Sí dudé porque, para mí, salir de Olímpico 64 fue un paso muy duro. Allí estaba muy contenta con el grupo que teníamos y lo que habíamos conseguido. Aquí me acogieron genial desde el principio y a las dos semanas ya estaba como en casa. 

—En su momento, José Ignacio Hernández te convocó para la U16 como premio a tu trabajo. Al final te ganaste ese puesto. Es llevarle la contraria al destino, a veces, si es que existe. 
[Vuelve a reírse]. El destino lo vamos montando nosotros a medida que vamos haciendo las cosas. 

—En categoría inferiores Rosó Buch, Claudio Calvelo y compañía te llamaban La Pija.
Supongo que era porque soy de Madrid. ¡Yo no he sido pija nunca! [Se ríe]. 

No hay comentarios :